viernes, 14 de junio de 2013

Dejame que te cuente IX ( Guerra )

Escribio su ultima carta; finalizandola con la frase: 

¨Los pocos que quedamos tenemos la fuerza de muchos, la idea del pueblo es el desenfundar de nuestras armas y la guerra que ahora perdemos serà en un futuro la razòn para que nuestros hermanos luchen, ahora la muerte me huele la nuca y yo le escupo en la cara¨

Hace poco se escucho el estruendo que ruge en la boca del mismo demonio, y los gritos se hicieron uno solo mientras que el olor a muerto despegaba hacia el aire, yo caminaba solo con mi rifle queriendo encontrar alguien para desahogar mi rabia. De donde vengo, la vida es peor y cuando anunciaron la guerra me prepare sin dudar, siempre eh contemplado morir sin ninguna razòn; solo se necesita estar vivo para morirse decía mi abuelo cuando me enseñaba a amarrarme los cordones de mis zapatos y cada instante que pasa es un segundo menos de vida. Cruze la esquina mugrosa, llena de escombros y tiznes de sangre que chispoteaban cuando las armas acababan fusilando a los ancianos nobles que se negaban a la barbarie, pisando un charco la huella roja se extendió por todo mi camino y cuando por fin pude apuntar contra el soldado grande, imponente de ojos azules y metralleta en ambas manos senti el rugido del cielo caer sobre nosotros dejando nada màs que un destello a lo que vino despues una oscuridad perpetua. En ese instante pude ver a mi abuelo, mi padre cogido de la mano con mi madre y a su lado mis hermanos que esperaban anciosos mi llegada para antes de la comida; era Spaguettis como todos los domingos y aunque fuera sabado nunca caia mal una buena comida en alguna fecha especial olvide mi miedo insensato a la muerte y me senté a mirar la obra infinita del cielo e imaginarme que existiera una raza màs insulsa que la humanidad.

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