miércoles, 27 de marzo de 2013

Dejame que te cuente IV (Relatos entre matices)

La noche era espesa, turbia. Así como esas noches cuando solo puedes ver los pasos que das y te pierdes en los que ya diste. Genaro caminaba a prisa tratando de cortar la neblina con sus manos y asì poder almenos ver  al viñedo con sus luces de antorcha a lo lejos; alli lo esperaba su madre cada noche para irsen a casa juntos y contar historias inventadas, desde niño habían tenido un juego que consistia en contar una anecdota desde la vida de otro sujeto. Así, habían creado un mundo gigantesco para ellos dos solos, donde los emperadores eran reyes del mar y los cangrejos dueños de la tierra. Mientras encontraba el camino, recordó calidamente la primera vez que contaròn la historia. El primer suceso en aquel mundo ajeno, el ambiente se encontraba cálido y la luna no podía estar màs grande, asi mismo Genaro le dijo a su madre que habia visto un emperador duendè en los túneles carboneros abandonados, asi entonces...

Gibraltar, el emperador duende había estado liderando por años su pequeña comunidad. Dueños de lo poco que tenian, cuidaban de un tesoro por generaciones guardado ferozmente en una caja al final de los tuneles era una fortaleza inexpugnable donde nadie podía entrar sin ser observado por aquellas criaturas de piernas cortas y rechonchas; brazos grandes, masisos como piedras de voz profunda y enigmatica. El emperador un dia cansado de lo absurdo que se sentia, al guardar algo por tantos años algo que podia ser un gran tesoro y llevar a la comunidad a una nueva era de paz y comodidad decidio un dia abrir el baùl sin importar la tradicion ancestral de cuidarlo siempre, se acerco muy de noche y con una precision milimetrica tumbo las visagras que escondian el tesoro. Impaciente, abrio la caja y con la sorpresa de no encontrarse nada màs que un fondo hueco e insulso. Decepcionante para un hombre que habia dedicado toda su vida, a algo sin valor que a final de cuentas habia sido un engaño. Se voltio con la caja, y enfrente de todos la destruyo dejandola en leños para fogata; explicandole a toda la comunidad que habian sido engañados, furioso por sus desdichas estaba cegado en sus palabras y no sabia lo que decia en ese instante. Cuando miro la expresion de los duendes mas ancianos pudo ver un gesto de sorpresa y desespero, aunque era un gran lider y se preocupaba por todos, su preocupacion màs grande era el mismo y tenia una ambicion que se salia de cualquier esquema. Los hombres màs jovenes despues de conocer la noticia, avisaron a sus familias que se marcharian. Casì como una decisiòn unanime uno por uno se fueròn marchando hasta que solamente quedo aquel hombre con un baùl echo trizas y el pasado de sus ancestros deshonrado  La herencia que habia sido pasada por tantos años, era la uniòn de unos con otros, con el mis objetivo de cuidar un pequeño baul habian, sido una comunidad que atraves de los años  supieron valorar las enseñanzas de los difuntos y al no tener sentido seguir cuidando algo que ya no existia, todo fue cayendo hasta la desolacion de su lider frente a un mundo enorme para un duende solitario. Asi como lo cuento, fue...

Por fin a lo lejos pude ver el vestido de mi madre moviendose desesperadamente por los fuertes vientos que habian empezado a soplar, iluminado tenuemente por las antorchas dejaba ver la silueta de una mujer sencilla y tranquila. Con un rostro que los años supieron tratar y las arrugas no se dejaban notar aunque esta vez tenia un tono de intranquilidad que me preocupo realmente en lo màs profundo, asì que inmediatamente le pregunte en el momento que estuve frente a ella:

- ¿ Sucedio algo con la abuela?...

Ella alzò la mirada levemente y me respondio...

CONTINUA..

-.Geshire.-

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